Pasarán varios años antes de que la conducción autónoma sea posible. Hasta entonces, la conducción será asumida gradualmente por los sistemas del vehículo. En la actualidad, los fabricantes están desarrollando vehículos que se moverán de forma automatizada y, con el tiempo, totalmente automatizada. Los ingenieros y las computadoras tienen aún algunos obstáculos técnicos por superar. Uno de ellos: una red móvil estable y de baja latencia.
La conducción teleoperada, la etapa 4 en el camino hacia la verdadera conducción autónoma, es la conducción a distancia de un vehículo por un operador. La conducción automatizada solo es posible con redes móviles que ofrezcan un flujo de datos estable, latencias lo más cortas posible y una cobertura de red constante.
Ya existen escenarios concretos de aplicación para la dirección por control remoto de coches o camiones. En el modelo de servicio de aparcacoches automatizado, los conductores aparcan su coche de alquiler o el suyo propio delante del hotel, aeropuerto o estación de tren. Luego, un humano lleva el coche al estacionamiento por control remoto. Al llegar, el coche avanza gracias a la función de estacionamiento sin conductor. En la logística interna, las personas conducen camiones a distancia hasta su destino siguiendo rutas predefinidas, por ejemplo, hasta el almacén tras descargar un barco o hasta el estacionamiento al final de la producción.
Para la industria automotriz, el desarrollo hacia la conducción autónoma consta de cinco etapas: asistida, semiautomática, altamente automatizada, totalmente automatizada, autónoma. La conducción asistida existe desde hace algunos años. Ejemplos de ello son el control de crucero, el control automático de distancia con control de crucero adaptivo o el asistente automático de mantenimiento de carril. En la conducción semiautomatizada, el coche asume temporalmente tareas por sí mismo. Por ejemplo, puede mantener el carril y, al mismo tiempo, frenar o acelerar. Para ello se combinan sistemas individuales de conducción asistida. La conducción semiautomatizada también incluye el estacionamiento automático, que le permite al conductor retirar las manos del volante durante un breve espacio de tiempo. Pero el nivel 2 aún no es posible sin conductor. Un ser humano debe ser capaz de supervisar y corregir el sistema.
En el proyecto Campus FreeCity, T-Systems colabora con EDAG, DEKRA y otros socios para investigar la viabilidad técnica de la teleoperación temporal como una alternativa innovadora a la conducción autónoma.
En el vehículo altamente automatizado, los humanos siguen siendo necesarios, pero a veces pueden hacer otras cosas, como leer el periódico. Mas, cuando el coche da un aviso, el conductor debe ser capaz de retomar el volante inmediatamente. El vehículo asume la conducción de forma autónoma durante un periodo de tiempo limitado, adelanta, frena o acelera. Pero para eso, el coche de nivel 3 necesita situaciones de tráfico claras, por ejemplo, sin tráfico en sentido contrario o con marcas de carriles claras. Ya hay algunos modelos que podrían conducir de forma altamente automatizada. Sin embargo, el uso de estos sistemas en el tráfico vial aún no está legalmente permitido.
Las empresas de automoción también están desarrollando sistemas de conducción totalmente automatizada. En el nivel 4, la tecnología asume todas las tareas de conducción de forma autónoma. Un vehículo es capaz de recorrer largas distancias sin intervención humana. Los humanos solo toman el volante cuando el sistema lo exige. La última etapa es la conducción autónoma real. El vehículo es completamente guiado por el sistema de principio a fin. En esta fase, el conductor es más bien un pasajero. Desde el punto de vista jurídico, se trata de una diferencia importante, porque en caso de accidente, el responsable no es el propietario del coche, sino el fabricante. Pero hasta ahora no existe un marco jurídico claro para la conducción autónoma.
Los coches necesitan dos componentes para la conducción teleoperada: una unidad a bordo del vehículo y un centro de control desde el que el conductor controla el vehículo. La unidad de control del coche permite al conductor acceder a funciones como los frenos, el pedal del acelerador o la dirección. Como contrapartida, la unidad de a bordo proporciona una visión en tiempo real de la situación actual de la vía. Para ello, un vehículo necesita al menos cuatro cámaras HD. Para el flujo de video, los datos deben transmitirse de forma estable a través de la red móvil al centro de control. Los programas de emergencia proporcionan seguridad en caso de caída de la red o de un acontecimiento imprevisto. En este caso inician de forma independiente el frenado o una maniobra evasiva.
La latencia de la red móvil es una variable crucial para la conducción teleoperada. Esta determina tanto el tiempo de reacción del conductor como la transmisión del estado del tráfico. Solo una latencia máxima de 50 milisegundos permite dirigir un vehículo a distancia a bajas velocidades de conducción. Esto significa que la conducción teleoperada ya es posible en la red 4G/LTE, siempre que se disponga de capacidad suficiente en una célula radioeléctrica. La red 5G llevará la latencia por debajo de los diez milisegundos. Al mismo tiempo, muchos más dispositivos finales, incluyendo los coches conectados, pueden conectarse a una célula de radio sin que la latencia se degrade significativamente.
