Los dispositivos móviles son una pieza clave en la vida empresarial en la cual la seguridad puede quedar relegada a un segundo plano.
Ver el correo electrónico de camino a algún sitio, seguir trabajando en una presentación o enviar los últimos datos económicos a los colegas de trabajo se ha vuelto posible debido a los dispositivos móviles que son cada vez más necesarios en la vida laboral.
Los smartphones, tabletas y ordenadores portátiles hacen que el trabajo sea más flexible y productivo, pero también suponen ciertos riesgos. Los ciber-delincuentes se dieron cuenta de esta debilidad y ahora, con cada vez más frecuencia, atacan dispositivos móviles. Según datos proporcionados por Bitkom, la mitad de las empresas alemanas han sido víctimas de espionaje industrial digital, sabotaje o robo de datos entre los años 2013 y 2015. Los daños: 51 000 millones de euros, cada año. La cifra global, según las estimaciones del “Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales” (CSIS) es de más de 400 000 millones de euros.
En la tecnología móvil –según expertos en seguridad– las aplicaciones que no hayan sido descargadas desde tiendas oficiales de Apple, Google y Microsoft presentan el mayor riesgo a la seguridad.
Otro riesgo importante surge del hecho que los productores, con frecuencia, no son capaces de actualizar el software lo suficientemente rápido para cerrar las brechas en la seguridad. Además, los peligros están al acecho cuando los dispositivos móviles se conectan automáticamente a hotspots públicos ya que permiten que los datos se transfieran sin codificar y, por lo tanto, que los lean terceras partes no autorizadas.
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