La química, la farmacia y la electrónica están presentes prácticamente en todos los ámbitos de nuestra vida. Están a la vanguardia de los desarrollos fundamentales que ahora tienen mayor alcance y son más rápidos que nunca. La industria de procesos y las empresas de electrónica se están reposicionando para reducir las emisiones de CO2. Al mismo tiempo, quieren estar más cerca de sus clientes, satisfacer sus necesidades y transmitir una conciencia fundamental del cambio en la sociedad y el medioambiente.
Desde un gran envío de productos químicos hasta un smartphone individual: todo lo que se fabrica en la industria de procesos y en el sector de la electrónica conlleva emisiones. El consumo aumenta y, al mismo tiempo, los fabricantes se encuentran en una carrera contrarreloj para reducir sus emisiones en cada etapa: desde la adquisición de materias primas, pasando por la vida útil de los productos y hasta soluciones de economía circular. Sin embargo, la producción es y sigue siendo lo que muestra el mayor potencial de ahorro de costes y eficiencia energética. Entre el 70 y el 80 % de todas las emisiones de carbono de un dispositivo electrónico se genera durante su fabricación.
Las empresas confían en los datos para reducir las emisiones de CO2. Así, por ejemplo, cada vez se utilizan más sistemas integrales de gestión energética. Estos sistemas utilizan un enfoque de Big Data y aumentan la eficiencia de la fabricación. Gracias a los equipos interconectados en el Internet of Things (IoT), el sistema puede controlar de forma precisa el consumo de energía y, de este modo, evitar picos de energía y reducir los costes sin poner en peligro procesos críticos de la empresa. El sistema integral ofrece una visión completamente nueva de dónde se producen realmente las emisiones. Se trata de la próxima generación de tecnología climáticamente inteligente que ayuda a los fabricantes a cumplir la normativa, ahorrar costes y satisfacer los requisitos de los clientes preocupados por la sostenibilidad.
Una optimización de la producción como única medida no es suficiente para reducir las emisiones. Deben optimizarse cadenas de suministro completas. Tras las interrupciones causadas por la pandemia de la Covid-19, las empresas de todo el mundo han rediseñado sus redes de suministro para lograr una mayor flexibilidad y redundancia, así como un mayor grado de localización. Los sectores químico y electrónico se ven especialmente afectados por el importante aumento de la demanda de materias primas. En este caso, las soluciones basadas en la Industria 4.0 pueden desempeñar un papel central: la inteligencia artificial (IA) ofrece información para una programación óptima, reduciendo así los tiempos de inactividad. Al mismo tiempo, la cadena de bloques garantiza transacciones transparentes. A medida que el consumo se acelera, el cambio es inevitable.
Mientras los líderes del sector intentan hacer frente a los desafíos globales, se enfrentan también a una mayor competencia, ya que cada vez surgen más empresas emergentes o los países en desarrollo captan una mayor cuota de mercado. Por lo tanto, deben proporcionar nuevas ofertas que se orienten a la industria de consumo. En estos nuevos modelos de negocio, los precios se determinan de manera dinámica por medio de la inteligencia artificial, el ciclo completo, desde la oferta hasta el pago, se acorta y los clientes compran servicios integrados e inmediatamente disponibles en lugar de simples productos. La estructura informática debe apoyar este nuevo modelo y no obstaculizarlo. Solo podrá implementarse por completo si el software y los procesos funcionan conjuntamente a la perfección.