Las ciberamenazas ya no son la excepción, sino la regla. Tanto si eres un banco multinacional como una empresa de tecnología financiera en crecimiento, la cuestión no es si sufrirás un ataque, sino cuándo. Los cortafuegos por sí solos no te protegerán contra los nuevos tipos de amenazas. Lo más importante es la rapidez con la que reacciones, hasta qué punto puedas restablecer tu actividad y la seguridad con la que te sientas. En este punto, la ciberresiliencia es una ventaja determinante.
Las ciberamenazas son cada vez más sofisticadas, rápidas y disruptivas. Tanto si eres una empresa global como un banco regional, la amenaza es la misma: los ciberataques ya no son nada excepcional. Además, una brecha de la seguridad es más que un simple fallo técnico: perturba considerablemente la operatividad de la empresa. Interrumpe la prestación de servicios, daña la confianza de los clientes y consume recursos valiosos. En sectores regulados, como el financiero, las consecuencias pueden ser incluso más graves. El tiempo de recuperación es la auténtica medida de la fuerza. Una empresa sólida no solo esquiva los golpes, sino que, de ser necesario, también es capaz de encajarlos sin quedar fuera de combate.
La ciberresiliencia es más que un simple plan, es una actitud. Esta incluye desarrollar estrategias de respuesta probadas, crear copias de seguridad fiables y preparar a tus equipos para actuar con decisión bajo presión. Normativas como el Reglamento de resiliencia operativa digital (DORA, por su sigla en inglés) y la creciente importancia de la soberanía digital demuestran que la resiliencia ya no es solo un «bonito extra». En 2025, será lo que impulse a las empresas de forma sostenible.
Los tiempos de inactividad cuestan dinero. Sin embargo, la pérdida de reputación cuesta confianza y, en muchos casos, esta es irrecuperable. Cuando los sistemas están inactivos, los clientes no solo tienen que soportar molestos tiempos de espera, sino que también se preocupan seriamente. La mala comunicación, los retrasos o una propensión a los fallos que el cliente percibe como incompetencia pueden arruinar de un plumazo el valor de una marca que ha costado años construir. En un mundo hiperconectado, la resiliencia no es solo una cuestión de superioridad técnica, sino que también tiene un componente emocional. Es la señal que da seguridad a los clientes: Tenemos todo bajo control.
Las empresas sufren las pérdidas más graves allí donde más duele: en su buena reputación. Los clientes son muy implacables en el mundo digital actual. Una sola infracción o fallo despierta desconfianza, sobre todo si la gestión de la crisis es deficiente. Los clientes no dan una segunda oportunidad a quienes no gestionan correctamente sus datos o tardan demasiado en responder a sus consultas. Las malas experiencias se difunden rápidamente y la pérdida de reputación suele ser más rápida que la solución técnica del problema.
La ciberresiliencia no solo protege los sistemas, sino también la confianza. Una empresa que está claramente preparada para hacer frente a las interrupciones transmite fuerza y fiabilidad. En un mundo en el que la percepción se ve influida en tiempo real por las redes sociales y las plataformas de clientes, este mensaje es fundamental.
Al invertir en resiliencia proactiva, por ejemplo, en copias de seguridad seguras, recuperación fluida del sistema y protocolos de respuesta automatizados, las empresas reducen el riesgo de sumirse en el caos en caso de emergencia. Mantienen el control, limitan las pérdidas financieras y, lo que es más importante, conservan la confianza de los clientes que han construido a lo largo de los años.
Ahora, el nuevo panorama de amenazas también se tiene en cuenta en la legislación. El Reglamento DORA, vigente desde enero de 2025, establece normas más estrictas y marca el inicio de una nueva era de responsabilidad para el sector financiero. El Reglamento exige algo más que medidas técnicas de protección. Ahora, las empresas están obligadas a crear unas condiciones marco para las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) que sean resilientes ante perturbaciones y garanticen una rápida recuperación tras las ciberincidencias.
¿Cuál es el problema? Muchas empresas siguen rezagadas en este tema. La transición a DORA y normativas similares requiere medidas que sobrepasan la mera documentación. Requiere medidas concretas: el despliegue de planes de recuperación de desastres probados, evaluaciones periódicas de riesgos, la introducción de una gobernanza sólida y la garantía de una transparencia constante en relación con los procesos de los proveedores de TI externos.
El incumplimiento de estas disposiciones legales no solo supone un riesgo jurídico, sino que también puede resultar muy costoso. Los legisladores, las partes interesadas y los clientes prestan mucha atención a cómo reaccionan las empresas ante la nueva realidad. Quien no esté preparado, se arriesga a mucho más que multas. En un mercado basado en la confianza, las empresas se quedan rápidamente atrás.
Por este motivo, T-Systems ofrece evaluaciones de preparación y arquitecturas de recuperación personalizadas que cumplen las exigencias del Reglamento DORA. Descubre más en nuestro blog sobre DORA y las consecuencias de este reglamento para la resiliencia digital sobre estrategias de cumplimiento normativo.
En 2025, Europa experimentará un giro geopolítico hacia el proteccionismo unilateral. Las medidas reguladoras del Gobierno estadounidense y sus consecuencias para las infraestructuras informáticas han vuelto a poner en primer plano el tema de la soberanía digital.
Las leyes estadounidenses para una supervisión más estricta de las infraestructuras informáticas críticas demuestran que puede ser arriesgado depender en exceso de proveedores de servicios en el cloud extranjeros. Ello tiene consecuencias considerables para sectores regulados como el financiero, en los que el cumplimiento normativo, la auditabilidad y el control de los datos conforme a la ley son imprescindibles.
Las directrices del Reglamento DORA y de la Autoridad Federal de Supervisión Financiera alemana (BaFin) subrayan la necesidad de unas estrategias en el cloud que sean soberanas, conformes a la ley y resilientes. Las instituciones financieras apuestan ahora por estas soluciones:
T-Systems ofrece servicios en el cloud seguros a través de centros de datos ubicados en Alemania que cumplen plenamente las exigencias legales. Otra ventaja: Están protegidos contra las incertidumbres geopolíticas. En 2025, la soberanía de los datos ya no significa solo el control total sobre los propios datos, sino una ventaja competitiva real.
La lista de certificados de T-Systems ofrece una visión general completa de nuestros estándares probados.
Los seguros cubren los gastos en caso de emergencia. Pero la resiliencia protege la continuidad de tu negocio. El CEO de Zurich Insurance advierte de que los ciberataques podrían convertirse pronto en un riesgo imposible de asegurar debido a su creciente impacto. Las primas aumentan, mientras que las sumas aseguradas disminuyen.
Si bien un seguro cubre los costes directos de los daños, no cubre los costes indirectos que se producen para restablecer por completo el funcionamiento o limitar el daño a la imagen. La ciberresiliencia es una especie de autoseguro: las copias de seguridad distribuidas, los sistemas de conmutación por error y los planes de emergencia probados permiten a las empresas volver a estar operativas rápidamente sin depender de terceros.
Los directivos deben considerar la resiliencia como una cartera de inversiones que madura a través de pruebas, ajustes y la implicación de todos los departamentos. Los seguros pueden servir como una red de seguridad complementaria, pero no garantizan la continuidad durante la crisis en sí.
La verdadera resiliencia no es casualidad. Se trata de un concepto sofisticado que se basa en los cuatro pilares siguientes:
T-Systems presta apoyo a sus clientes en las cuatro áreas mencionadas a través de su Cyber Defense Center, los servicios SOC gestionados, las infraestructuras en el cloud conformes con DORA y las arquitecturas de confianza cero. Y con nuestro programa de máxima disponibilidad (Zero Outage), garantizamos la continuidad del negocio, una promesa fundamental para todos nuestros clientes del sector de los servicios financieros y los seguros.
Nuestro objetivo en T-Systems es maximizar la fiabilidad. Para los clientes del sector de los servicios financieros, la resiliencia no solo significa protección, sino también disponibilidad en cualquier circunstancia. Si deseas saber cómo la IA ya está ayudando a las instituciones financieras mediante la automatización, la personalización y la inteligencia operativa, lee nuestra entrada del blog titulada «IA generativa en el sector financiero».
La ciberresiliencia no se limita a una única solución. Es la suma de todas las decisiones inteligentes que las empresas toman con respecto a sus tecnologías, equipos y plazos. Las empresas financieras deben pensar estratégicamente con antelación, debido a las disposiciones legales y a la actual incertidumbre global, pero también para mantener su buena reputación.
Una protección proactiva, combinada con opciones de recuperación rápida, prepara a las empresas para casos de emergencia. T-Systems es tu socio ideal si deseas desplegar procesos digitales soberanos, altamente disponibles y conformes con DORA, diseñados para una nueva realidad compleja llena y de amenazas.
Tanto si buscas rediseñar por completo tu infraestructura, como mejorar el cumplimiento normativo o integrar medidas de defensa basadas en IA, es hora de actuar. Las empresas modernas no solo necesitan ciberresiliencia para protegerse contra las amenazas. También la necesitan para impulsar la innovación digital con la tranquilidad de saber que estará a la altura de cualquier reto futuro.
Somos tu socio ideal si también deseas aumentar la resiliencia de tu empresa, garantizar el cumplimiento del Reglamento DORA o desarrollar una estrategia de cloud soberana adaptada a tu sector. Juntos te preparamos para casos de emergencia. Haznos saber cómo podemos ayudarte en tu transformación.
Hagamos de la resiliencia tu ventaja competitiva, en 2025 y más allá.