En la era digital actual, los datos se han convertido en el activo más valioso para las empresas. Los tecnólogos llevamos años repitiendo lemas tipo “data is the new gold”.
Sin embargo, el negocio quiere tener los pies en el suelo y a algunas organizaciones aún les cuesta ver dónde está ese valor. Es más, cuando lo ven, no saben realmente por dónde empezar para aprovechar al máximo su potencial. Uno de los principales motivos que ha provocado esta situación es la persistencia de los silos de datos.
Si nos fijamos específicamente en el sector de banca, de manera generalizada se mantiene aún una gestión tradicional de los datos. Estas entidades siguen contando con departamentos de TI centralizados donde se integran los equipos de analítica de datos. Una práctica que promueve, en muchas ocasiones, la creación de "monolitos de datos" que ralentizan la toma de decisiones y dificultan la innovación desde las diferentes áreas de negocio.
Frente a esta situación, la metodología Data Mesh propone descentralizar la propiedad de los datos hacia los dominios de negocio, permitiendo que equipos autónomos generen valor a partir de ellos. De esta forma, la ruptura del monolito de datos bajo el paradigma Data Mesh, más allá de ser una necesidad para competir en los nuevos mercados, puede revelarse como una herramienta para ganar competitividad en el corto plazo.
Para conseguirlo hay tres claves fundamentales a tener en cuenta:
La adopción de Data Mesh y la orientación a productos de datos no es solo una tendencia, sino una necesidad para las empresas que desean ser competitivas en la era digital. Al romper el monolito de datos, las organizaciones pueden comenzar a liberar su verdadero potencial. Con ello, podrán impulsar la innovación y crear nuevos modelos de negocio que les posicionen frente a la competencia para liderar esos nuevos mercados de datos en un futuro que cada vez se ve más claro en el horizonte.
Nadie dijo que fuera fácil y como toda revolución este proceso implica cambios disruptivos que afectan a la propia cultura de compañía; pero sin cambios no puede haber evolución y no evolucionar sólo conduce a la extinción.