¿Qué tienen en común los estantes refrigerados de los supermercados, los sistemas de aire acondicionado de las oficinas y la maquinaria industrial? Todos ellos pueden utilizar sensores IoT para detectar el consumo innecesario de energía. Estos sensores reconocen si, por ejemplo, se han dejado abiertas las puertas de uno de los estantes refrigerados. Los sensores de movimiento detectan si hay alguien en la oficina y regulan el aire acondicionado como corresponda. Y en la industria, los sensores indican con antelación que las máquinas siguen en funcionamiento aunque una línea de producción se haya detenido.
Los ejemplos lo demuestran: el Internet of Things (IoT) posibilita numerosas aplicaciones sostenibles. Los datos que recogen los sensores y dispositivos IoT conectados en red pueden visualizarse y analizarse claramente mediante cuadros de mando en el cloud. A su vez, las empresas pueden utilizar los resultados para que en el futuro sus procesos sean más eficientes energéticamente. Porque es sabido que las empresas solo pueden mejorar lo que miden.
La eficiencia energética y la sostenibilidad gozan actualmente de gran popularidad en todos los sectores. Esto se debe a que los requisitos normativos, como el Pacto Verde Europeo o la Ley sobre la industria de cero emisiones netas de la UE, obligan a empresas y organismos públicos a actuar de forma más respetuosa con el clima con el objetivo de reducir las emisiones de CO2 y frenar así el cambio climático.
Además de los organismos legisladores, cada vez son más los consumidores que reconocen la necesidad imperiosa de contribuir a la sostenibilidad y que exigen conscientemente productos y soluciones más respetuosos con el clima. Según un sondeo llevado a cabo por PwC1, los criterios de sostenibilidad se tienen cada vez más en cuenta en las decisiones de compra: más del 40 % de los consumidores europeos prefieren productos con menos embalaje. Casi el mismo número (un 42 %) evita el plástico en la medida de lo posible, y un tercio elige productos cuyo origen puede rastrearse de forma transparente. El estudio mundial sobre sostenibilidad realizado en 2022 por Simon-Kucher & Partners2 confirma esta tendencia. Según este estudio, más de un tercio (37 %) de los encuestados de todo el mundo también están dispuestos a pagar más por productos y servicios sostenibles.
Pero ¿cómo pueden las propias empresas ser más sostenibles y conseguir a la vez que sus productos y servicios sean más ecológicos? En esto la informática desempeña un papel importante, ya que puede ayudar a las empresas a funcionar de un modo más sostenible. Según un estudio reciente de IDC3, un 24 % de los encuestados considera que deshacerse de la infraestructura informática obsoleta es un paso importante para lograr ese objetivo. Esto es así porque los equipos informáticos antiguos a menudo impiden poner en práctica iniciativas o estrategias sostenibles por razones técnicas. Por el contrario, según ese estudio, una infraestructura informática moderna diseñada para ser sostenible desde el principio sí permite a las empresas alcanzar sus objetivos. El 45 % de los encuestados considera el cloud público el mejor método para aplicar con éxito sus iniciativas y medidas. Esto se debe a que el cloud suele ser más sostenible que los modelos de implantación puramente locales, gracias, entre otras cosas, a la virtualización, los efectos de escalado y un mejor aprovechamiento de la capacidad.
Independientemente del sector en el que se utilicen el cloud público o las soluciones IoT mencionadas al principio, al recopilar datos siempre se plantea la cuestión de su confidencialidad. Si los sensores IoT solo recopilan datos de aparatos, como la temperatura de los mostradores refrigerados, no se plantea ningún problema de confidencialidad. Sin embargo, si en el comercio minorista también se graban imágenes de vídeo de los clientes o si en la industria se puede obtener información sensible sobre la empresa a partir de los datos de producción –facilitando el espionaje industrial–, la cosa queda clara: esos datos son críticos y deberán almacenarse y tratarse de forma segura.
Hasta ahora, las empresas que no podían trasladar sus aplicaciones y datos a un cloud público por motivos de cumplimiento normativo no podían beneficiarse de ventajas del cloud tales como la flexibilidad, la escalabilidad y el potencial de innovación. Gracias a un cloud soberano como T-Systems Sovereign Cloud powered by Google Cloud, las empresas conservan la plena soberanía sobre sus datos, sus aplicaciones y el funcionamiento de su infraestructura.
El siguiente ejemplo muestra lo que la soberanía digital puede conseguir en la práctica: El comercio de alimentos, en particular, consume una gran cantidad de energía y genera emisiones. Las zonas de frutas y verduras frescas y las neveras y congeladores para los productos refrigerados y ultracongelados tienen que estar climatizados ininterrumpidamente, tanto en la tienda como en el almacén y el área de logística. Eso entraña muchas posibilidades para ahorrar energía y reducir los costes energéticos. Para conseguir el objetivo de cero emisiones netas, los minoristas pueden implantar una gestión inteligente de la energía en sus tiendas. Un programa de software mide el consumo de CO2 las 24 horas del día y ofrece una imagen precisa de las emisiones producidas, lo que permite controlarlas mejor y, en el mejor de los casos, evitarlas. Las herramientas integradas de modelización y previsión meteorológica también permiten optimizar el uso de las energías renovables y hacer que las operaciones sean más eficientes. Para garantizar que los minoristas conservan el control y la soberanía de los datos confidenciales de las tiendas y de la empresa en su conjunto, el software se utiliza en una plataforma de alta seguridad integrada en un cloud soberano.
Otro ejemplo lo encontramos en la industria del automóvil. Aquí, los datos generados a lo largo de toda la cadena de valor no solo pueden tratarse de forma segura en un cloud soberano, sino también compartirse con todas las partes interesadas. Entre ellas se encuentran los fabricantes de acero para piezas de motores, los numerosos proveedores de componentes individuales de vehículos, pero también los concesionarios de automóviles, los talleres autorizados y, en último lugar –pero no por ello menos importante–, los propios conductores. Gracias a la soberanía digital, los datos pueden analizarse y utilizarse para mejorar los procesos de forma segura y conforme a la normativa. Esto fomenta asimismo las estrategias de sostenibilidad. En cada paso de la cadena de valor es posible rastrear de forma transparente el origen de las materias primas utilizadas y reducir y registrar con precisión las emisiones de CO2.
1 Global Consumer Insights Survey, PwC, 2019, Alemania
2 Global Sustainability study, Simon-Kucher & Partners, 2023, USA
3 IT & Sustainability in Deutschland 2023, IDC, 2023, Alemania
